Con apenas mis manos decírtelo
devaneo de palabras de hojas de ansias
a cada ritmo una estocada
a cada tentación una bendición que carcome todo
hoy los colores no sirven de nada
La barca atenta contra la fortaleza
que las serpientes han construido para detener enemigos
piedras apiladas una a una frente al viento
un mar intranquilo golpea sin cesar estas rocas
el sabor salino sube desde mis narices: se acurruca en mis sienes
Vienen los nombres de mis soldados
combatimos contra Roma y nuestras sombras
de noche aparecen nuevos soldados iluminados por la luna
el mar se queja mientras comemos algún pescado
y el mar se lleva mis ojos, mis oídos... sin poder decírtelo
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