Dormirme en la noche de tu pelo...
en el filo de tu labio desvanecerme
ser tan solo pigmento de tu piel
fósforo encendido en la médula de tu hueso
desposeerme
serte
en el músculo que tensa tus muslos
en la vena que azulea en tu muñeca
Hay una ciudad que me espera en el sur...
y es extraño que no tenga tu nombre grabado en las paredes
(necesito emborracharme
cerrar todas las ventanas que dan a esta tarde
necesito saber la cantidad exacta de desesperación que anida esta hora)
en el sur sé que hay una ciudad que me espera
es extraño nunca he vivido allí la tristeza de noviembre
no sé cómo será el rumor de los magnolios golpeados por la lluvia
cuando noviembre invada las avenidas
y sobrevivan las cúpulas solitarias sencillamente solas
bajo un cielo de infierno sin pájaros
no sé qué vibración de muerte se esparcerá sobre el río
en el sur
no sé si tus pasos sonaron alguna vez en las losas de la ciudad
(es extraño que no tenga tu nombre grabado en las paredes)
tendré que enseñar a sus habitantes
el perfil asombrado de tu rostro
tendré que asesinar sus tardes de tranvías y ríos
con la furia que he aprendido de tu mirada
pero en el sur
que extraño será atravesar parques y plazas
masticar el viento enervado de noviembre
descender a los muelles
sabiendo que siempre hay una ciudad que me espera
y que no tiene tu nombre grabado en las paredes.
El tiempo, esa creación del hombre. Blog de Andrés Suárez, Poesía, Sociedad, Fotografía, desde Santiago de Chile
diciembre 22, 2005
diciembre 20, 2005
TANGO (vida)
Transfiriendo datos desde Finnis Terrae. El sábado, un chip conectado a la infinita tristeza. Un llamado telefónico. Y otro. Llegamos al sitio, transportados en luces de neón. El tango, la milonga, las risas, las miradas, el recuerdo. Y la pista de baile. El archiduque y la princesa. Alcohol orgánico, para compensar la desnaturalización. Y mi viaje al fin del mundo, mis caídas. Las vueltas. Mirarse los dientes, la fotografía del carnet de identidad. Un vaso con hielo. La mirada renuente. Y nos vamos, hasta que se repita la sesión, la milonga y el tango.
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el cachafaz
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